A 40 AÑOS DE MALVINAS

A 40 AÑOS DE MALVINAS

*Por Rafa Garrido y Julian Henriquez

A pesar de que el 2 de abril ya pasó, seguimos en el mes de Malvinas y por eso haremos un breve repaso sobre la guerra que marcó la historia contemporánea argentina y que también jóvenes neuquinos protagonizaron.

El 2 de abril de 1982 la Junta Militar gobernante emprendió la llamada “Operación Rosario” que tenía como objetivo la recuperación de las Islas Malvinas y los archipiélagos del Atlántico sur luego de 149 años de ocupación británica.

Mientras millones de argentinos se despertaban con la noticia de la momentánea recuperación de las Malvinas, otros miles de compatriotas conscriptos eran movilizados por la Fuerzas Armadas hacia el sur del país para participar del conflicto.

«Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla» gritaba desde el balcón de la Casa Rosada Leopoldo Fortunato Galtieri, presidente de facto de la Argentina desde el 22 de diciembre de 1981.

Una Plaza de Mayo repleta aplaudía las palabras del jefe militar. La entonación del Himno Nacional y el saludo de Galtieri con los brazos en alto sellaban la euforia general. La decadente Dictadura utilizaba una vieja causa nacional para mantener su legitimidad.

Más de 800 militares participaron de la Operación Rosario, originalmente planificada para el 15 de mayo. El objetivo era desalojar a las autoridades británicas sin causar ninguna baja. La dictadura creía que esto era fundamental para las negociaciones diplomáticas con Reino Unido.

Walter Zamora, un conscripto zapalino que se había embarcado en Puerto Belgrano a fines de Marzo de 1982 para realizar “ejercicios militares”, terminó participando en el desembarco de aquel 2 de abril.

«El grupo de los neuquinos conocimos los barcos de ese tamaño ahí, cuando nos embarcamos. En el viaje en altamar estuvimos los 3 días descompuestos. Nos enteramos que desembarcábamos en las islas el 1 de abril a la tarde. Pensamos que estábamos haciendo ejercicios en el mar”.

Las fuerzas navales argentinas también tomaron el control de la isla Georgia de Sur el día 3 de abril. En esa operación se produjeron algunas de las primeras bajas argentinas. Una de ellas había sido la de Jorge Águila, un joven nacido en la localidad neuquina de Paso Aguerre.

“Moncho”, como se lo conocía en su Aguerre natal, nació el 6 de marzo de 1962 en la chacra de su abuelo, en el Valle del Arroyo Picún Leufú. Con 19 años se sumó como conscripto de la Infantería de Marina en Punta Alta con la intención de seguir la carrera militar.

Sin embargo, el helicóptero que lo transportaba para desembarcar en Grytviken, principal puerto de la Isla Georgia del Sur, cayó averiado luego de ser atacado por marines ingleses. Hoy su pueblo lo recuerda con un museo, un monumento y un mausoleo en donde descansan sus restos.

El 2 de mayo de 1982, se produjo el hundimiento del crucero ARA General Belgrano luego de recibir el disparo de dos torpedos del submarino británico HMS Conqueror. El ataque había ocurrido fuera del área de exclusión alrededor que el mismo gobierno británico había establecido.

El ARA Belgrano era pieza fundamental de la Armada Argentina y su hundimiento causó la muerte de 323 tripulantes, prácticamente la mitad de las bajas argentinas en toda la guerra. Hasta la actualidad es el único caso de un barco hundido en guerra por un submarino nuclear.

Lucas Lefiñir, vecino de Plottier, fue llamado a Puerto Belgrano en 1981 y se embarcó en el ARA Comodoro Py. Se trataba de un barco sobreviviente del ataque a Pearl Harbor cuya misión era custodiar al portaaviones ARA Veinticinco de Mayo. “El día del hundimiento del Belgrano fue el más triste de todos, nos conocíamos todos. Cuando supimos que los torpedos habían pegado en la proa, en la popa y en el medio, sabíamos que probablemente un compañero artillero nuestro había muerto”.

Con el correr de los días la superioridad militar y tecnológica de las fuerzas británicas empezó a pesar. En el bando argentino, el 70% de los soldados eran jóvenes de entre 18 y 19 años con una limitada instrucción militar.

En el continente, la prensa argentina ayudaba a crear una sensación de triunfalismo en el pueblo, en línea con el objetivo del gobierno militar. La recordada tapa de Gente “Estamos ganando” simbolizó el papel de los medios en la legitimación del discurso oficial.

El 14 de junio de 1982, luego del ataque final británico a las posiciones argentinas en Puerto Argentino, el gobernador militar de las Islas Malvinas Mario Benjamín Menéndez firmó la rendición ante el comandante de las fuerzas terrestres británicas, Jeremy Moore.

La guerra finalizaba luego de 74 días, 1657 heridos y 649 compatriotas caídos. Más de 23.000 combatientes argentinos participaron del conflicto, de los cuales cerca de 170 eran neuquinos.

En 2021 se sumó un “nuevo” neuquino a la lista de combatientes de la provincia. Eduardo de Ibáñez fue un reconocido piloto de la Fuerza Aérea Argentina que desapareció en el Atlántico luego de eyectarse de su avión Canberra MK-62 averiado por los ingleses.

Criado en Ciudad Evita, el año pasado se localizó su partida de nacimiento en donde se constató que de Ibáñez había nacido en Las Lajas, Provincia de Neuquén. Fue ascendido a primer teniente post mortem y condecorado con la cruz de la Nación Argentina al Valor en Combate.

Luego del fracaso militar, Galtieri renunció el 17 de junio de 1982 y pasó a retiro al día siguiente. La derrota de la guerra de Malvinas provocó una profunda crisis en el régimen militar, entrando en una fase de descomposición que apuró el retorno a la democracia.

Al mismo tiempo, los excombatientes de Malvinas volvieron a la Argentina por “la puerta de atrás”, en malas condiciones físicas e ignorados por gran parte de la sociedad y el gobierno. Durante años no existieron reconocimientos ni beneficios para los veteranos por su labor.

“Cuando desembarcamos por primera vez en el continente, nos hicieron firmar una declaración de que no íbamos a contar nada de la guerra. No se podía decir nada, veníamos escondidos de la sociedad”. Lucas lefiñir, veterano de guerra neuquino.

Aún más invisibilización sufrieron la treintena de mujeres que como enfermeras, instrumentistas quirúrgicas e incluso radio operadoras, participaron de Malvinas. En la actualidad siguen luchando para ser reconocidas como veteranas de guerra por la sociedad y el Estado.

Si bien no hay datos oficiales, asociaciones de veteranos estiman que entre 350 y 500 excombatientes se suicidaron desde el fin de la guerra, un número cercano a los caídos en las islas.

En la actualidad, la Argentina sigue reivindicando su soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur a través de la diplomacia. En esta nueva etapa, se han identificado a 115 soldados argentinos que yacen en el cementerio de Darwin.

La soberanía de esas Islas, extensiones de la estepa patagónica o de la Cordillera de los Andes en medio del Atlántico sur, ocupadas por un país a 12.789 km de distancia, sigue representando una causa irrenunciable para el pueblo argentino.

Neuquén