Horacio “Pechi” Quiroga (1954 – 2019) El hombre de la transformación por Marlene Velázquez de Quiroga

Horacio “Pechi” Quiroga (1954 – 2019) El hombre de la transformación por Marlene Velázquez de Quiroga

Fui su compañera de la vida, como esposa y madre de sus hijas. Fui también su compañera
durante su apasionante carrera política, compartí sus decisiones, aciertos y contingencias.
Lo vi desarrollarse como Intendente de Neuquén y viví a su lado los momentos más
hermosos y también otros no tan gratos.
Hoy quiero hacer un balance sencillo de sus días como intendente, en su memoria.
Los neuquinos tenemos buena memoria porque también tenemos una historia muy
reciente. Una historia a la que podemos mirar y, por supuesto, analizar y poder comparar
año tras año.
Al cumplirse hoy un nuevo aniversario del fallecimiento de Horacio “Pechi” Quiroga,
invariablemente volvemos a recordar todo aquello que significó para los neuquinos su paso
por las gestiones municipales, desde 1999 hasta 2019, año en el que partió para siempre.
Pero ya antes de 1999, durante su desempeño como vecinalista y como concejal, su
compromiso con la ciudad se hacía visible en sus proyectos y declaraciones, con tanta
convicción y apasionamiento que quería ser intendente lo antes posible para poder llevar a
cabo esos sueños de los pioneros y fundadores de la ciudad de Neuquén.
Por eso, cuando asumió, a pesar de encontrarse con un Municipio deficitario y muy
estancado en materia de obras públicas, como consecuencia de gestiones municipales
anteriores pertenecientes al mismo signo político que el gobierno provincial, puso
inmediatamente manos a la obra, como primera medida rodeándose de un equipo de
funcionarios tan comprometidos como él dispuestos a encarar una profunda
transformación de la ciudad capital, que en apenas cuatro años más cumpliría su primer
centenario.
Planificación y mucho trabajo, desde tempranas horas y hasta el anochecer, sin pausa,
fueron moldeando paso a paso la ciudad de Neuquén que se convertiría, sin dudas, en la
capital de la Patagonia. Obras de desagües pluvioaluvionales y drenajes, ordenamiento
administrativo y territorial y principalmente pavimento en las calles troncales y en los
barrios dieron origen a una impresionante batería de obras, que contemplaron también la
infraestructura de servicios, la cultura, el desarrollo humano y el esparcimiento de los
vecinos.
Así llegó 2004 y mientras se celebraban los primeros cien años de la ciudad y se inauguraban
obras emblemáticas, como la nueva Plaza de las Banderas, el MNBA, la nueva terminal de
ómnibus, el Cenotafio dedicado a los Héroes de Malvinas, entre otras obras, la mirada de
Pechi seguía atenta a la traza costera de la ciudad. Había que poner a Neuquén “mirando al
río”, como decía textualmente Pechi.
Emprender el Paseo de la Costa, en un esfuerzo conjunto con la Provincia, como un ejemplo
de convivencia entre distintos signos políticos en condición de gobierno, hizo posible uno
de los emprendimientos más ambiciosos en la historia de la ciudad de Neuquén: el
desarrollo de obras de infraestructura sobre la margen del río Limay, con la visión de
extenderlas luego también sobre las márgenes del río Neuquén en el futuro.
Entre tanto, para atender el crecimiento exponencial de la ciudad, nuevas obras fueron
consolidando esta transformación: el ensanchamiento de las Calles Dr. Ramón y Leloir, el
Nodo Vial sobre la rotonda Horacio Forni, el Metrobus, más cuadras pavimentadas, parques
lineales y espacios verdes en todos los barrios, centros culturales, el nuevo edificio de la
municipalidad en el Oeste y, entre otras tantas acciones, la creación de la Fiesta de la
Confluencia, marcaron un estilo de gobierno en constante inversión y a su vez austeridad a
la hora de administrar los recursos públicos.
Sin dudas, el liderazgo de Pechi Quiroga fue un ejemplo de trabajo en equipo, con
planificación, sin mezquindades, con negociaciones maduras entre el gobierno municipal y
el provincial, acuerdos que hicieron posible la transformación más profunda de la ciudad de
Neuquén en toda su historia.
Hoy, con las bases firmes heredadas de aquella gesta transformadora liderada por Pechi
Quiroga entre fines del siglo XX y la actualidad durante prácticamente veinte años, solo
resta dar continuidad al camino emprendido, sostener el ritmo de las obras y completar
todo lo planificado, para continuar con el constante desafío de la transformación.
Pechi no quería para sí un monumento. En el fondo de su corazón sabía que lo iba a merecer,
pero su familia, interpretando su inevitable trascendencia, se está ocupando de desarrollar
una obra arquitectónica que represente su impronta, su obra, sus principios.
Este proyecto está en desarrollo, pero no se concretará antes hasta el año próximo, en
ocasión de un nuevo aniversario de su partida.
A tres años de su desaparición física, sin lugar a dudas para los neuquinos Horacio Pechi
Quiroga es el hombre de la transformación.

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