Cuando grupos afiliados a La Libertad Avanza y a Juntos por el Cambio plantearon públicamente una serie de acusaciones sobre presuntos manejos irregulares durante la primera ronda de las elecciones generales, la Justicia Nacional Electoral emitió un comunicado para desestimar todas estas afirmaciones. En un comunicado de prensa, respondiendo a «alegaciones infundadas de fraude», dejaron claro que las elecciones en Argentina cuentan con un «alto nivel de seguridad» y que el único recuento válido es el definitivo, realizado por su personal.
A tan solo tres semanas del balotaje entre el candidato oficialista, el ministro de Economía, Sergio Massa, y el candidato de orientación libertaria, Javier Milei, la Justicia Electoral aprovechó la ocasión para conmemorar el aniversario de las elecciones del 30 de octubre de 1983, que marcó la restauración de la democracia, y para tranquilizar a la población respecto al sistema de votación.
«Esa elección señaló el inicio del período democrático más prolongado en la historia de nuestra nación, con un pleno ejercicio de los derechos políticos por parte de la ciudadanía en la elección de sus representantes. Desde entonces, se han llevado a cabo 33 procesos electorales a nivel nacional, con diversas particularidades, todos con resultados reconocidos y una legitimidad indiscutible y ampliamente aceptada», señalaron.
Además enfatizaron en que la elección no es “un servicio público a cargo de una autoridad estatal”, sino que implica un “acto de soberanía, de amplia participación y con controles recíprocos”, donde intervienen ciudadanos y ciudadanas sorteados como autoridades de mesa, así como también los fiscales que designa cada agrupación política.
“El alto nivel de garantías que aseguran el respeto de la genuina expresión de la voluntad popular en la República Argentina, con mecanismos imparciales para resolver reclamos e incidencias, es un elemento reconocido no solo en el ámbito nacional sino también por la comunidad internacional”, destacaron.
Fue en este contexto que advirtieron, sin mencionar ningún partido o líder específico: «Ante acusaciones de fraude infundadas que, en estos momentos, están generando desinformación en la opinión pública y socavando la democracia como sistema de creencias compartidas, al no reconocer que el único recuento válido es el realizado por la Justicia Nacional Electoral, se hace necesario recordar un evento institucional tan significativo. Esto subraya la importancia de las elecciones periódicas, libres, transparentes y auténticas en la historia de la democracia argentina».
Para concluir, agregaron: «La celebración de estas elecciones es relevante y concierne a toda la ciudadanía, ya que los procesos electorales son un componente esencial de la cultura cívica y del patrimonio institucional de la Nación».
Según indica el artículo 151 del Código Electoral Nacional, el ganador del balotaje será quien “obtenga mayor número de votos afirmativos válidamente emitidos”. Esto quiere decir que será electo presidente quien se imponga en los próximos comicios, sin importar la diferencia entre ambos aspirantes.
El próximo mandatario asumirá el cargo el 10 de diciembre, el mismo día en que se cumplirán 40 años de democracia ininterrumpidos en el país. En esa misma fecha, pero de 1983, Raúl Alfonsín recibió los atributos presidenciales.