La Unión Europea prorrogó ayer por diez años la autorización para el uso de glifosato. Los representantes de los Estados miembro no lograron conseguir el número necesario para renovar o rechazar los permisos, por lo que, obligados a tomar una decisión, se definieron por la continuación de los permisos con mayores controles para la aplicación.
Estas restricciones incluyen la prohibición de su uso como desecante antes de la cosecha y la necesidad de adoptar determinadas medidas para proteger los organismos no objetivos.
Esto no significa que los productores de los países de la Unión Europea puedan utilizar libremente productos con glifosato. Cada Gobierno cuenta con capacidad para restringir su uso a nivel nacional.